viernes, 16 de diciembre de 2011

Feliz Borregada

Este circo, sí. Con este pan sí que comulgamos. Con qué gusto os ponéis, ovejitas, los hilos con los que os va a guiar el marionetero. No quiero oír quejas, ni lamentos ¡Nada! ¡Tenemos lo que nos merecemos!

Tanta culpa tiene el que hace como el que permite. Y permitís, vaya que lo hacéis. Jamás se ha visto siervo tan doblegado y esclavo tan humilde, como el hombre de este siglo. Él mismo anhela sus cadenas, lucha por cargárselas al hombro y cuando, por alguna razón. algo lo priva de ellas, sólo ahí se revuelve y actúa.

Y vendrá algún profeta airado, un gurú o un iluminado que nos diga las bondades de todo esto. ¡Claro, perros sumisos! ¡Claro, Muñón de muñones! ¡Claro baberos de Calíspigo! Hay que incentivar el gasto. El gasto público invertido en orgías etílicas, que generan una nueva cadena de oro, que va a parar a las manos de siempre. Una sola noche resume cuarenta años.

Y todo para celebrar ¿qué?

Pues que prosigue la decadencia. Sigue y sigue, como aquel conejo de los anuncios. Nuestras vidas son unas pilas de decadencia que van ir a agotarse en la barbarie. ¿Un año más? Qué importa; a estas alturas uno sólo quiere que tengan razón esos que hablan de los mayas y se termine de una vez esta bufonada.